En el principio éramos nómadas, no por elección sino por condiciones naturales. Caminábamos en busca de un lugar cómodo y que nos proveyera de alimentos, nos quedábamos un tiempo, hasta que ya no había más alimentos y tocaba partir, encontrar un nuevo lugar.
Hoy muchos somos nómadas por elección, ya no por necesitar alimento físico, pero sí por alimentar nuestra mente, nuestro espíritu, abrir nuestras creencias a la forma en la que viven y creen otras culturas. Algunos son nómadas por el clima, buscan vivir el eterno verano así que lo viven en su ciudad y después se mueven a otros lugares paradisiacos.
En el principio cruzabamos grandes distancias, nos encontrábamos con otras tribus, intercambiábamos conocimientos o nos protegíamos de quienes querían lastimar a nuestro clan. No necesitábamos identificarnos, porque todos éramos hermanos.
Hoy ser nómada implica tomar transporte, sacar visas, pagar hospedaje o parqueo o para encallar. Y aún así seguimos buscando todas las posibilidades que nos permitan volver a sentir la libertad de ser nómada.
Hoy tenemos nacionalidades y acuerdos entre países, impuestos de entrada, de salida, o por cosas que llevamos. Cada país nos puede decir si podemos pasar o no, cuánto tiempo podemos estar y eso puede cambiar entre más dinero aportemos.
Ser nómada hoy también implica no ir con tu clan entero, viajar con el núcleo familiar más reducido. Nos acompañan a la distancia, por videollamadas, por mensajes, sus pensamientos y bendiciones llegan telepáticamente.
Ser nómada hoy en día es tomar decisiones que te llevan a lo incierto, tomar riesgos que posiblemente pueden hacerte sentir sólo, es encontrar miembros de tu clan dispersos por todo el mundo y tener que aprender a tejer la red para que la amistad se sostenga. Ser nómada hoy en día es andar sin un rumbo fijo, requiere un alto grado de confianza en la vida y en la gente, un alto grado de desapego de lo material y de las personas, un alto grado de adaptación porque cuando todo parece ir en una dirección la vida cambia.
Ser nómada hoy no es sencillo, aunque tengamos más tecnología y maletas de ruedas, ser nómada sigue siendo estar un lugar con el corazón donde las raíces.
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